Monumento a la Revolución
- Por: Yulissa Archundia
- 9 nov 2017
- 2 Min. de lectura
He reflexionado que en México muchas de las personas no conocen la historia del Monumento a la Revolución, muchas especulan que es un simple monumento para caracterizar a México, sin saber qué era, qué es, y cuál es su significado.

Foto por: Traveling Otter
He frecuentado nueve veces el momento a la revolución y cada día conozco un poco más de su historia. Empezó como un proyecto para ser el palacio legislativo, idea propuesta por Porfirio Díaz en 1897, cuando mandó una convocatoria nacional a los arquitectos para saber qué propuesta era mejor. Este palacio se iba a caracterizar por ser el más grande en México, sin embargo, en 1910 estalla la Revolución, por lo que el país entra en crisis económica y Porfirio Díaz deja incompleto el palacio legislativo. La construcción queda abandonada casi 20 años y, para evitar la demolición de la estructura de gran valor arquitectónico, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia presenta el proyecto para convertirla en el Monumento a la Revolución. El talentoso escultor Oliverio Martínez gana el concurso para coronar los ábsides del Monumento a la Revolución con cuatro grupos escultóricos que enaltecen los ideales de la Revolución. Tiempo después, también fue utilizado como mausoleo, donde se encuentran los restos de los revolucionarios Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Francisco Villa, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas.
Es uno de los lugares favoritos por tener acceso a los miradores, donde se puede disfrutar de una vista maravillosa por la noche o por la madrugada, cuando se organizan los Amaneceres Monumentales para disfrutar del alba. También puedes vivir la experiencia de los elevadores panorámicos que pueden viajar en forma curva, o viajar en el tiempo al visitar el Museo Nacional de la Revolución que se encuentra en la parte baja. Además, tiene una cafetería en donde puedes disfrutar de un delicioso chocolate acompañado de la vista de la ciudad. Definitivamente, es un lugar que vale la pena ser concurrido y admirado.
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